Del puente a la sentina


Capítulo 30

El tembleque de los filisteos


Si la cosa está muy clara señoría. En la sede del partido había cámaras que grababan todo lo que pasaba. Todas esas grabaciones, que seguro que conservaban guardadas en algún disco duro, han sido borradas. Todas. ¡Faltaría más! En el partido no interesaba que se pudieran encontrar coincidencias entre los apuntes contables que Troncoso entregó a la prensa y ciertas personas visitando la sede con maletines en la mano. Eso, usted lo sabe mejor que yo, le daría carácter probatorio a los apuntes de Troncoso que todo el mundo pudo ver en la prensa. Si ahí se recoge que Fulanito aportó tanta pasta el día tal, y ese día hay una grabación en la que aparece el tal Fulanito visitando la sede del partido. blanco y en botella, señoría. Y de rebote, le daría credibilidad a esos sobres que se repartían en determinados despachos y que los que los ocupaban niegan tajantemente haber recibido. Y salen con la milonga esa de la ley de protección de datos y que había la costumbre de borrar lo que las cámaras habían captado en el interior de la sede pasados 30 días. También dijeron que los ordenadores que había usado Troncoso en la sede del partido se habían borrado, como era costumbre, cada vez que el ordenador iba a tener un nuevo usuario. Pero, por lo que tengo entendido, los discos duros de los ordenadores de Troncoso fueron borrados a martillazos. No creo que la costumbre fuera el borrado a martillazos, que los informáticos no son carpinteros, aunque curiosamente ellos mismos recomiendan el uso del martillo cuando se quiere que nadie sepa lo que hubo alguna vez en un disco duro. Y claro que hay peces gordos implicados, eso es seguro. Estoy convencido de que la orden de que se captara al Ciclista venía de muy arriba. Había mucha preocupación por las pruebas que Troncoso pudiera almacenar, ya que los comprometían a todos.

Pero he de decirle, señoría que lo que realmente le fastidió a Troncoso fue que metieran en la cárcel a su mujer. Ahí se cruzó una línea roja que él había dejado bien clara. Parece ser que dijo algo así como "si metéis en la cárcel a Marita, yo tiro de la manta y caiga Sansón con todos los filisteos". Y claro, como los jueces como su señoría no dejan que los políticos les dicten lo que deben y no deben hacer, Marita acabó en la trena y todos los filisteos se echaron a temblar.

Publicado el 31 de julio de 2022.


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