Del puente a la sentina


Capítulo 35

Lo mollar y la farfolla


En el partido, bueno, en todos los partidos, se tiene auténtico pánico a que alguien vuele por su cuenta sin control. Yo he ayudado a atar una cuerda a la pata de algún verso libre, como suelen llamarles, para que los mandamases pudieran tirar de ella y bajarlo a tierra. Ya sabe su señoría que el fuego más dañino es el fuego amigo. Y alguna filtración comprometedora ha aparecido en la prensa salida de las propias filas, claro que sí. Los partidos son así de despiadados. Cuando alguien se ha convertido en un lastre para la organización, se tira por la borda y a otra cosa. Como le decía, yo he podido recoger información sobre algunos de esos versos libres, y muy comprometedora, por cierto. Pero le aseguro que en cuanto la cosa llegaba a un juzgado, yo siempre me he retirado.

No, señoría, del teléfono y de la tableta que dicen que Riaño había entregado al partido no sé nada. Yo dejé de estar en contacto con él, como ya he dicho. Eso tienen que preguntárselo al que era ministro del Interior en aquella época. Porque su segundo en el Ministerio afirma que tiene mensajes intercambiados con el ministro en los que le informaba de los pasos que iban dando para conseguir y destruir pruebas que pudiera haber tenido Troncoso y que les afectaban. No, si ya me imagino que el teléfono del ministro al que se dirigían esos mensajes nunca aparecerá, con lo cual ya puede el que era su secretario de estado jurar y perjurar que esos mensajes los intercambiaba con el ministro, que, si el teléfono del ministro no aparece, nunca se podrá probar nada comprometedor para él. Todo se queda en lo que ustedes llaman indicios, que por sí solos no son suficientes para condenar a nadie ¿verdad? Y menos a un exministro.

Hay cosas que apuntan más directamente. Por ejemplo, los apuntes que Troncoso sí dio a la prensa y que tanto se discutió sobre si eran auténticos o no, tuvieron una contrastación impecable. Se pudo comprobar que la fecha de las anotaciones en las que Troncoso recogía entregas a unos arquitectos que hicieron las obras de la nueva sede del partido coincidían con los días en que los dos arquitectos habían ido a una caja de seguridad que habían contratado con un banco antes de empezar la construcción de la sede. Y, además, precisamente el primer día que habían acudido a operar con esa caja fue precisamente el primer día que Troncoso señalaba una entrega de dinero negro. Y eso a pesar de que la caja estaba contratada unos meses antes. Blanco y en botella.

Publicado el 5 de agosto de 2022.


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