Corinna y el podcast

Decididamente esto de las columnas de opinión se está quedando anticuado —obsoleto, como está de moda decir—. Ahora lo que mola son los podcast. En un medio de comunicación serio hay una serie de responsables que se encargan de que todo lo que se publica esté suficientemente contrastado como para que no se les cuele una trola —un fake, como está de moda decir—. Pero un podcast es el reino de la libertad absoluta. En un podcast puedo decir lo que me dé la gana porque hay plataformas en las que publicarlo —en las que se cuelgue, como está de moda decir— que no van a contrastar nada de lo que contenga la grabación —el audio, como está de moda decir—.

Será por eso por lo que Corinna —como la aristócrata y dizque mujer de negocios es de todos conocida, me ahorro el zu-Sayn Wittgenstein y el Larsen— ha elegido este moderno medio para poner como hoja de perejil a la familia real española. Sí; porque, aunque el título de la serie de ocho entregas es Corinna y el Rey, su objetivo parece ser toda la familia real española. En la primera entrega, su discurso sobre el Emérito salpica también a Felipe VI, cuya luna de miel habría estado financiada, al menos en parte y según ella, por los mismos dineros turbios que su padre ha venido manejando desde hace largo tiempo. La intención de Corinna está clara: no se trata de ninguna venganza, como se ha podido leer y escuchar. La verdad es que se acerca el momento en el que la corte de apelación londinense tendrá que pronunciarse sobre la demanda por acoso que interpuso contra Juan Carlos I y la examante del Rey quiere poner presión sobre la parte demandada, sin duda para conseguir un acuerdo extrajudicial a cambio de una buena cantidad de dinero, cuyo monto y procedencia probablemente jamás conoceremos. Corinna no solo no ha devuelto los famosos cien millones de dólares donados por la familia real saudí que Juan Carlos puso a su nombre, sino que además se embolsará ahora el dinero a cambio del cual retirará su demanda. Mujer de negocios.

Hace unos días, el que fuera vicepresidente y ministro de defensa con Felipe González, Narcís Serra, reconoció que los gobiernos estaban al tanto de las correrías del Emérito y que se ocupaban de echar tierra para evitar que trascendieran a la opinión pública. Ya se sabe que donde hay tierra cuando llueve lo suficiente se forman lodos. Y este embarre, que afecta a la monarquía española y, de rebote, a la reputación de nuestro país, tiene como protagonista fundamental al Emérito. Pero contó con secundarios de lujo que se encargaron de ocultar feos asuntos que ahora Corinna se ocupa de airear. De todos modos, hay que reconocer que hace falta estómago para embaularse más de cuatro horas de deposición de la aristócrata largona.

El podcast, libremente disponible en inglés y español en varias plataformas, seguro que dará mucho que hablar, aunque no revele nada que no se conozca, el mismo Villarejo ya se extendió sobre el asunto. No obstante, refrescará las memorias y se escribirá y se comentará —como estas mismas líneas atestiguan—en muchos países, lo que no es una buena publicidad para la monarquía española ni para el país en general.

Artículo aparecido en:
La Opinión de Murcia

Fecha publicación:
13/11/2022


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