Había que pararle los pies a ese enano parlanchín. Que desde que ha perdido la presidencia de su comunidad autónoma, porque ha perdido, que no le han votado, tiene todo el tiempo del mundo para hacer lo que más le gusta: cotorrear delante de una cámara y un micrófono, que le gustan más que a un tonto un caramelo. A ver por qué seguía largando sobre mí. Será que tenía mala conciencia por haberme hecho tanto la pelota. Y claro, ahora que todo el mundo habla mal de mí, él como el que más, no vaya a ser que lo acusen de ‘juacarlista’, vicio imperdonable en los tiempos que corren en España. Pues va a ser que no, que va a tener que tentarse bien la ropa y pensarse lo que dice en los platós de televisión a los que no hacen más que invitarlo porque por lo visto sube las audiencias. Cómo no las va a subir, si es un payaso y ya se sabe que no hay nada más atractivo para la gente que los payasos. Por otro lado, algo importo aún, si siguen hablando de mí, aunque sea mal; pero no me resigno, no señor, que soy Rey.
Y aún gallea y dice que le gustaría que me presente al acto de conciliación. ¿Pero quién se ha creído que es? Faltaría más, que el Rey acudiera a confrontar con el de las anchoas. No se da cuenta de que la cosa va más allá de su persona. En adelante, quien diga algo sobre mí en público sabe que le puede costar 50 mil euros la largada. Que a fuerza de repetir que soy un delincuente, ¡un delincuente!, va a ser esa la imagen que quede de mí y no, eso no puedo permitirlo. Lo triste es que tenga que ser una periodista francesa la que ponga las cosas en su sitio. No me gusta pensar mucho en ello, pero sé que pronto voy a pasar a la Historia y no quiero que la imagen que quede de mí sea la que quieren trasmitir esa pandilla de resentidos.
Porque Revilla no es el único. Están esos doce que se llaman a sí mismos ‘juristas de prestigio’, encabezados por Martín Pallín, que me han puesto la querella en el Supremo por delitos económicos. Se creerá Martín Pallín que yo soy Mario Conde, al que se la metió bien doblada. Nadie se acuerda de que llegó al Supremo con una sentencia a 10 años de cárcel y él se la dobló a 20. Que hay homicidios que reciben una pena menor y Mario no mató a nadie. Por cierto, el plumilla ese de Murcia, el tal Freiría, el que firma mi diario apócrifo, resulta que le dedicó una columna a la segunda edición de las andanzas de Mario y de Ruiz Mateos que tituló con gracia <>; el tipo es agudo, hizo un juego de palabras con la película <>. Qué buena estaba Jessica Lange en esa peli, por cierto. Me consta que a Ruiz Mateos le sentó fatal que lo llamaran ‘cuatrero’, no me extraña. Entonces no podía yo imaginar que a mí me iban a llamar “delincuente”, y también me cabreo, claro.
Pues a Corinna también le he puesto una demanda. Y es que no le perdono que se haya quedado con mi dinero, nada menos que 100 millones de dólares. Que era mío, coño. Y aún encima se atrevió a presentarme esa querella por acoso en el Reino Unido. Cuando la gané, mis abogados ya me aconsejaron que la demandara yo a ella. Por fin me he decidido a hacerlo ahora, aunque muchos opinan en contra. Pero es que ya estoy harto y se la he puesto. A Corinna y a Dante Canonica, que fue quien le puso ese dinero en paraísos fiscales. Mira que no le dado yo dinero a ganar a Canonica con la Fundación Lucum. Y es que estoy harto ya. Menos mal que quedan españoles como Carlitos Sainz, que vino a saludarme afectuoso al acabar el Gran Premio de Barein. Para ellos publicaré mis memorias dentro de poco. Y a los que no les guste, que les vayan dando. Lo mismo que a los que no me quieren ver por España. Pues si me apetece, volveré a las regatas de Sanxenxo a fin de mes. Que estoy harto, coño. |