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Lecciones portuguesas |
De los comicios del pasado domingo en Portugal pueden sacarse algunas lecciones. Como ha sucedido con el apagón, hay muchísimos datos que analizar y las conclusiones definitivas tardarán en llegar. Sin embargo, la proximidad geográfica y la aproximación reciente de los gobiernos de ambos países recomiendan no perder de vista lo sucedido en el país vecino, por si incluso se pueden hacer prospectivas de lo que puede pasar en España en los tiempos venideros. No hay que olvidar que Portugal se sacudió la dictadura de Salazar y Marcelo Caetano cuando en España Franco estaba vivo y gobernando, y que tras su muerte todavía hubo de pasar en torno a un lustro hasta que la dictadura quedó más o menos desmantelada. En ese sentido, se podría decir que Portugal está un par de pantallas por delante de España, por mucho que los españoles acostumbremos a mirar al vecino luso por encima del hombro.
Lo primero que llama la atención es la fulgurante subida de la formación de extrema derecha ‘Chega’ que puede incluso conseguir el ‘sorpasso’ al Partido Socialista tras el recuento del voto exterior. El auge de la extrema derecha se ha venido generalizando en Europa y parece que también está llegando a lo que hasta ahora era la excepción ibérica. Pero hay notables diferencias entre ‘Chega’ y Vox. A pesar de que la postura del Partido Popular Europeo es no pactar con la extrema derecha, el vencedor de las elecciones portuguesas, Luís Montenegro, ya ha dicho que no se cierra a negociaciones sobre cuestiones concretas con ‘Chega’, aunque sostiene que no le va a dar entrada en el Gobierno. En cambio, en España fue Vox el que decidió salir de los gobiernos autonómicos de los que sí formaba parte de mano del PP.
Hay también un elemento diferencial en el liderazgo de ‘Chega’ con relación al de Vox. Y es que la preparación política y el carisma de André Ventura son muy superiores a los de Santiago Abascal. Eso explicaría en parte que los votos de la extrema derecha lusa hayan crecido como lo han hecho mientras que Vox obtiene cifras mucho más modestas e incluso en los últimos tiempos parece desinflarse. En todo caso, el resultado de las elecciones en Portugal, con el auge de ‘Chega’ y la caída en picado de los socialistas, supone una ruptura con el mapa político surgido de la Revolución de los Claveles, lo que no es un asunto menor.
El auge de la extrema derecha tiene que ver con la pauperización experimentada por amplias capas de la población. Hoy, tener un puesto de trabajo ya no es garantía de sortear la situación de pobreza. La creciente dificultad para alquilar o comprar una vivienda en las grandes ciudades lleva no solo al deterioro de las condiciones de vida sino, lo que es peor, a la pérdida de un horizonte de esperanza hacia el que dirigir el proyecto vital. La codicia de las elites económicas está trayendo consigo una depauperación de las condiciones vitales de los trabajadores jóvenes, y los no cualificados y aún muchos cualificados tienen pocas esperanzas de lograr a través de su trabajo unas condiciones de vida mínimamente confortables.
Por otra parte, los partidos tradicionales se han esclerosado y viven encapsulados en la cota de poder que hasta ahora les ha otorgado el sistema y parecen solo o fundamentalmente preocupados por mantener sus privilegios, sin hacer nada por transformar una realidad que comienza a ser hostil para capas cada vez más amplias de la población. Ante el descrédito que su actitud les acarrea, una extrema derecha hormonada de demagogia populista que ofrece soluciones fáciles a problemas complejos atrae a los desencantados, sobre todo a los jóvenes, cuya todavía escasa experiencia vital les dificulta tener un esquema del complejo mundo que les ha tocado vivir y por eso abrazan con ingenuidad las soluciones fáciles que ofrece el populismo. Un populismo que lejos de resolver los problemas de la ciudadanía, no hace otra cosa que agravarlos, como se está viendo en los Estados Unidos de Trump. Estamos todavía a tiempo de evitar seguir la senda portuguesa. |
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Artículo
aparecido en:
La Opinión de Murcia |
Fecha publicación:
27/05/2025
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