Al fin, los medios

A principios de este año hemos asistido a un intento de montar una televisión al servicio de Pedro Sánchez con el dinero de PRISA. Intento curioso, por hacerse sin haber contado con el beneplácito de Joseph Oughourlian, principal accionista del grupo. El plan era que el Gobierno publicara un decreto convocando la concesión de un nuevo canal privado de televisión y que el grupo PRISA optara a esa concesión. A tal efecto, el diario El País, dirigido a la sazón por Pepa Bueno, publicó una entrevista con Carlos Núñez, presidente ejecutivo de PRISA Media, en la que este proclamaba la intención de que el grupo mediático optase a dicho nuevo canal. La entrevista llevaba como titular esta afirmación de Núñez: “Con nuestro desarrollo audiovisual, lo natural es lanzar una televisión”.

Pero el patrón de PRISA se negó en redondo a esa aventura empresarial por ir en contra de su estrategia al frente del grupo de comunicación que preside, que pasa por amortizar la enorme deuda que arrastra desde los tiempos de Juan Luis Cebrián y que hasta el momento le ha dado excelentes resultados. La batalla entre partidarios de la futura televisión sanchista y Oughourlian se saldó con el relevo de Pepa Bueno al frente de El País y la salida de Núñez de PRISA.

Pasado el verano, Pepa Bueno dirige la segunda edición del Telediario de La 1 de rtve. En su debut, Pepa Bueno entrevistó a Pedro Sánchez, mostrando así del lado de quién estaba la periodista y cómo ha asumido su portavocía para que Sánchez proclame a los cuatro vientos las bondades de su trayectoria al frente del Gobierno. Visto lo sucedido cabe preguntarse: ¿qué era preferible para Sánchez en términos propagandísticos para su perpetuación en La Moncloa: tener una aliada dirigiendo el diario escrito de más difusión de España o tenerla al frente del telediario de la noche?

Si ampliamos el foco, probablemente ni la prensa escrita, ni la televisión sean ya medios idóneos para ganar votantes. Al menos es lo que se deduce del incremento espectacular que recogen las encuestas de la intención de voto a Vox, pues no tiene tras de sí ningún periódico de gran difusión ni televisión de alcance nacional. Al parecer, y no es un fenómeno específicamente español, los grupos de extrema derecha trasmiten sus mensajes principalmente a través de redes sociales. Tampoco es un fenómeno específicamente español el crecimiento de los grupos de extrema derecha antidemocráticos en el seno de democracias bien asentadas.

Volvemos a McLuhan: ¿es el medio el que modula y hace especialmente eficaz el mensaje, o es el tipo de mensaje, simple y no reflexivo, el que encuentra en las redes el medio idóneo para transmitirse? También cabe pensar que las redes son por su propia naturaleza eficaces para la manipulación. Hay ya evidencias de que los algoritmos, la inteligencia artificial y los “bots” pueden modular la opinión de los que frecuentan las redes sociales, socavando los valores democráticos.

Hay un fenómeno sociológico detrás del crecimiento de la extrema derecha, ya que la intención de voto crece principalmente entre varones jóvenes. Pero a lo mejor los partidos tradicionales yerran en su empeño por utilizar los medios tradicionales, prensa y televisión —pervirtiendo su papel fundamentalmente informativo—, mientras la extrema derecha les madruga los votos a través de las redes sociales. Claro que hay quien está al chocolate y a las tajadas. Véase la profusa utilización de Trump de las redes sociales y su feroz censura de los diarios prestigiosos y las principales cadenas de televisión en las que consigue que despidan a cuantos osan criticarle. El último, Jimmy Kimmel.

Artículo aparecido en:
La Opinión de Murcia

Fecha publicación:
21/09/2025


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